sábado, junio 26, 2021

Almossassa: la leyenda de la fundación de Badajoz

Foto de Teresa Benítez

Del 2004 al 2007 recibimos el encargo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Badajoz para recrear cada mes de septiembre, dentro de las festividades denominadas "Almossassa", la leyenda del fundador de la ciudad, Ibn-Marwan. El ofrecimiento nos lo hizo Consuelo Rodríguez Píriz, concejala de Cultura, mujer de carácter firme que siempre nos trató con respeto afable y que este año fue arrancada de la vida por la maldita pandemia. Consuelo, como no podría ser de otra manera, nos dejó libertad absoluta para desarrollar nuestras ideas, asesorados por la Fundación Amigos de Badajoz y por Juan José Monroy, amante y conocedor de la historia de nuestra ciudad.

Encargamos un texto al joven autor de Villafranca de los Barros, José Calderón, y descargamos en Elías González la responsabilidad de encarnar al prócer fundador. Haciendo click aquí pueden encontrar referencias sobre el personaje y las circunstancias históricas que le llevaron a materializar su destino y convertirse en leyenda. 

Escenificar las peripecias de nuestro héroe en el lugar donde ocurrieron los hechos hacía más de once siglos, dotaba a la empresa de un halo arquetípico con resonancias contemporáneas: la eterna lucha por la libertad contra el poder establecido. En este caso, el poder lo encarnaba el emir Omeya, Muhammad I y su mano derecha, el visir Háxim, interpretados por el entonces actor de teatro aficionado Quino Díez y Pablo Bigeriego, respectivamente. 

La primera representación de "La historia de Ibn Marwan" tuvo lugar en la impresionante explanada de la Alcazaba de Badajoz. Fue un esfuerzo interdisciplinar en toda regla. Teatro-danza-música en directo-proyecciones audiovisuales...Un ramillete de jóvenes creadores y artistas experimentados se apuntaron al proyecto entregando todo su talento y profesionalidad: los ya mencionados Elías González, Quino Díez, Pablo Bigeriego a los que hay que añadir a María Luisa Borruel (narradora); Simón Ferrero (médico); Alfonso Agúndez (esbirro omeya); Celía Sánchez del Rio (cantante); Ana Datile (danza árabe); nuestra querida y recordada Victoria Morejón (compositora de la banda musical interpretada en directo por nueve grandes músicos); Javato (compositor e intérprete de un tema que destacaba las contradicciones entre historia y actualidad de Badajoz); Alex Pachón (encargado de las videoproyecciones); Cristina D. Silveira, coreógrafa de las bailarinas-guerreras; Javi Mata (iluminación); Vladimiro y Koke Rodríguez (técnicos de sonido). Todas y todos recibieron el reconocimiento del público que los premió con grandes ovaciones.


Al año siguiente, en 2005, la propuesta teatral subió el listón. Se conservaría el texto de José Calderón, adaptado a pequeño formato y escenificado en torno a la fuente y reloj de sol situados en una amplia plazoleta frente al Museo Arqueológico Provincial de la ciudad, en La Alcazaba. El público, sentado en sillas en semicírculo, pegado a los actores. Contra la fachada del monumento proyectamos intervenciones grabadas por Alex Pachón en la cercana Facultad de Biblioteconomía de la Universidad de Extremadura. María Luisa Borruel, en su papel de narradora, pasó a intervenir con su voz en off, formando parte de la banda sonora, apoyando las videocreaciones de Alex y completando la narración dramática. El resto del reparto, en su versión reducida, el mismo del año anterior (Elías, Quino, Pablo y Simón). El equipo técnico, Xavi Mata (iluminación) y Koke Rodríguez (sonido). La producción ejecutiva de las cuatro ediciones corrió a cargo de Manuela Vázquez.



Lo novedoso, sin embargo, y siguiendo una sugerencia de la Asociación Amigos de Badajoz, fue la escenificación de leyendas surgidas del patrimonio literario popular de la ciudad. Elegimos las más aptas para ser representadas (cuatro, en total) y encargamos dos textos dramáticos a Antonio Castro, miembro del selecto equipo de la Residencia Universitaria Hernán Cortés que también fue nuestro lugar de ensayos (otra vez Emilio Vázquez haciéndonos la vida más fácil). Las otras dos leyendas ("Leyenda de amor" y "El profanador de tumbas") se convertirían en un espectáculo de danza-teatro, dirigido y coreografiado por Cristina D. Silveira, y en un montaje de Teatro de Calle a cargo de Las Pulgas del viejo Circo, respectivamente.


Los emplazamientos elegidos para representar las distintas escenificaciones estaban todos repartidos en el entorno monumental de La Alcazaba. De pronto, las ruinas cobraron vida con "La Torre de las 7 ventanas" (Torreón de los Caballeros junto a la Ermita del Rosario) y "La diablesa de Badajoz" (Casa de los Zapata). La espectacularidad retornó al escenario de la gran explanada de La Alcazaba con "La leyenda de amor". Por su parte, Las pulgas del viejo Circo eligieron el descampado sito entre la Biblioteca de Extremadura y un lienzo de la gran muralla monumental. Coordinar los distintos espectáculos no fue un empeño apto para cardíacos, pero gracias a la disponibilidad y fuerza creativa de todos y todas los implicados e implicadas, sacamos adelante una propuesta variopinta anclada en la historia de la ciudad y su imaginario popular.






Es de justicia mencionar a los artistas e intérpretes que participaron de buen grado en esta iniciativa a lo largo de los años, comprometidos con su arte y el reto que se nos planteaba. Aparte de los ya citados, se nos vienen a la memoria Cristina Pérez Bermejo, Ana Rodríguez, Bea Márquez, Edu Cárcamo, Cristina Rosa Velardo, Inés Pérez, Jorge Jorge (Koko Dekolores), Esther Gala-Morillo, Cristina Laguna, Blanca Chaparro, María Rodríguez, Juan Duarte, Pedro Montero, Sidi, Vicky Morejón (recuperando su papel de compositora de los temas musicales), Pepa Casado (caracterización), miembros del Coro Amadeus dirigido por Alonso Gómez Gallego, entre otras y otros. 


La experiencia más gratificante fue dotar de contenido artístico a uno de los lugares mágicos de nuestra ciudad. La Alcazaba de Badajoz es un sitio de los que amansan ansiedades y estimulan el alma. Visítenla si aún no lo han hecho. En aquel entonces, no era oro todo lo que relucía en el entorno monumental. Las ruinas eran aprovechadas para desarrollar actividades poco ortodoxas, tales como reducto de yonkis y lugar de encuentro para damas de la noche y clientes que dejaban esparcidos por el espacio los restos de sus respectivas aficiones. Hoy, el monumento es objeto de rehabilitaciones y cuidados, visitas guiadas y lugar de esparcimiento para la ciudadanía y, todo hay que decirlo, esporádicos escarceos de vándalos y botelloneros. Signo de los tiempos. En todo caso, las ruinas, adecentadas para la ocasión por operarios del Ayuntamiento, invitaban a la inspiración. Así fue con las leyendas "La diablesa de Badajoz" y "La torre de las siete ventanas", escritas por Antonio Castro, como ya se ha dicho. Le sacamos el mayor partido posible y los intérpretes se dejaron impregnar por la atmósfera y desplegaron su talento y capacidad expresiva.






Al año siguiente, la representación de "La Historia de Ibn Marwan" se trasladó junto a la Torre de Espantaperros. Aprovechamos un espacio que, a primera vista, podría resultar un tanto árido o incongruente, pero al que la puesta en escena, los intérpretes y el equipo técnico supieron dotar de contundencia escénica y capacidad de sorpresa. Por otra parte, "La Leyenda de amor" volvió a representarse, esta vez de noche y en la Plaza Alta de la ciudad, otro escenario monumental de gran atractivo.
Las fotos son de María José Montero Veiga.






Finalmente, en 2007, cerramos el ciclo. "La Historia de Ibn Marwan" volvió a su emplazamiento delante del Museo Arqueológico y al texto original, José Calderón añadió una escena en la que Ibn Marwan, tras agrios encontronazos con Alfonso III, el Magno, establecía con el rey cristiano una alianza para combatir al enemigo común, los Omeya. Resultaba estremecedora la arenga de Ibn Marwan, subido a la fuente de la plazoleta, arengando a los suyos con retórica llena de furia y potencia persuasiva. Ahí, Elías González echó el resto y el diseño de iluminación de Javi Mata multiplicó el efecto incendiario de las palabras del prócer proyectando su sombra sobre las torres del museo.


Merece la pena leer el discurso de Ibn Marwan escrito por José Calderón. Si sienten curiosidad, amplíen lo que viene a continuación y déjense impregnar por el vigor poético y la elocuencia del escritor de Villafranca de los Barros.


Nuestra participación en la festividad que conmemora la fundación de nuestra ciudad fue un privilegio que recordamos con cariño y orgullo. Gracias, Consuelo por confiar en nosotros a pesar de ciertas vicisitudes que no viene al caso mencionar. La Diputación de Badajoz y la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura también arrimaron el hombro. Y gracias a todos y todas los que se entregaron a la experiencia compartida poniendo todo su talento y destrezas al servicio de esta aventura local de alcance universal. El crítico José Manuel Villafaina valoró positivamente nuestra aportación a Almossassa Batalyaws alabando el trabajo de la puesta en escena, el texto, los actores y el equipo técnico-artístico.



En cada proyecto que hemos acometido a lo largo de nuestros treinta años de trayectoria profesional y artística hemos intentado penetrar en el material asumido y alcanzar lo esencial, llegar a las entrañas de cada propuesta. La perfección no existe, pero lo auténtico, el trabajo en equipo, el rigor y la creatividad siempre te sacan las castañas del fuego. Además, es un placer conectar con el público y sentirse validado por su empatía y complicidad. Como he dicho en una entrada anterior, lo seguimos intentando. El camino se hace al andar, sin desfallecer.

Eugenio Amaya




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