Desde que llegamos a Extremadura, en 1991, María Luisa Borruel y quien firma lo que vais a leer, cofundadores de Aran Dramática, asistíamos todos los veranos a la ineludible cita con el Teatro Romano de Mérida. No vamos a descubrir ahora la rueda. El monumento es para quitarte el aliento, eso lo sabemos todos. Verlo cobrar vida durante las representaciones del Festival de Teatro Clásico de Mérida, una experiencia mágica.
Me llamaban la atención las dimensiones del escenario, su enorme extensión horizontal y su relativamente escasa profundidad. La media luna de la orchestra que parecía invitarte a que hicieras uso de ella con el riesgo de estrellarte. La espectacular valva regia y la discreta presencia de las dos valvas hospitalia, una simetría misteriosa que desafiaba a la imaginación. Por lo general, los espectáculos se ahorraban molestias y centraban la acción en el centro del escenario. Pero ahí estaba todo lo demás, a plena vista. Contemplaba los espectáculos, fascinado por la atmósfera sin que se me pasara por la cabeza la posibilidad de recalar allí algún día.
Del cuaderno de dirección de Eugenio Amaya para "Electra"
Hasta que el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra anunció un día que, a partir de 1995, en cada edición del Festival, las compañías extremeñas disfrutarían de la oportunidad de formar parte de la programación por derecho propio. La producción extremeña dispondría de un presupuesto aportado por la Consejería de Cultura de la Junta y sería programada como una oferta artística más dentro del Festival. Ahí se encendió la bombilla.
Del cuaderno de dirección de Eugenio Amaya para "Electra"
En los años 1995 y 1996, las visitas al Festival se tornaron estratégicas. Observaba detenidamente la utilización del espacio en los espectáculos, las condiciones técnicas (los complicados tiros de iluminación, la acústica del teatro -sin microfonía-, la disposición del equipo de sonido, las posibilidades de entradas y salidas, los tiempos de los actores en recorrer las ya citadas curiosas dimensiones de la escena, etc.).
Del cuaderno de dirección de Eugenio Amaya para "Electra"
La pregunta era: ¿qué texto elegir del amplio repertorio grecolatino? Había leído a los clásicos, pero nunca con la intención de montarlos. Nuestra compañía estaba especializada en obras contemporáneas, muy alejadas de los arquetipos de la tragedia griega y, en cierta forma, de las comedias grecolatinas de la época. Llegó a mis manos una versión de Jean Giraudaux de la "Electra" de Sófocles, Eurípides y Esquilo. Un tanto teatro de salón, sin la épica de los clásicos, pero contaba la fábula.
Y tiramos de nuestro amigo Fermín Cabal. María Luisa había protagonizado un texto de Fermín, dirigido por Ángel Ruggiero en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, "Caballito del Diablo", y el autor leonés se había hecho cargo de la adaptación de nuestro primer espectáculo, "Estrellas en la Madrugada" de Alexander Galin. Había confianza y mutuo respeto.
Así lo veía Fermín, según cuenta en el prólogo a su versión de "Electra" publicada en Editorial Fundamentos: "En el caso de 'Electra'...el encargo provino de una compañía extremeña con la que ya había colaborado antes...La primera actriz, María Luisa Borruel, y el director, Eugenio Amaya, son dos buenos amigos a los que admiro por su extraordinaria vocación teatral, rayana en la mística, y por su talento de artistas. Tanto me gusta trabajar con ellos que acepté un buen día de invierno de 1996 embarcarme en la aventura...sin haber leído siquiera la obra de Giraudoux."
Por último, invitamos a formar parte del equipo técnico-artístico a nuestra habitual colaboradora Helena S. Kriukova, diseñadora de vestuario, al compositor musical Mariano Lozano y a nuestra cómplice de anteriores empeños, Pepa Casado (caracterización). Manuela Vázquez, nuestro pilar organizativo, se encargaría de la coordinación de producción, una tarea en la que ya empezaba a destacar y Tony Martín repetiría como ayudante de dirección. Ahora había que elaborar el reparto. La intención, desde el principio, era contar con intérpretes de la región. No considerábamos necesario recurrir a "cabeceras de cartel" venidas de otros lares para adornar el tirón de taquilla. Contar con el talento autóctono y hacerlo brillar siempre ha sido el leitmotif de Aran Dramática.
El reparto de "Electra" estuvo integrado por María Luisa Borruel, José Vicente Moirón, Memé Tabares, Leandro Rey, Beli Cienfuegos, Concha Rodríguez, Miguel Gallardo (único componente no extremeño), Esteban G. Ballesteros, Ana Trinidad, Charo Feria, Paca Velardiez, Gene García y Nieves Rebolledo. Como dice la Wikipedia, en el texto de Giraudaux se cuenta que "Agamenón, rey de Argos, había sacrificado su hija Ifigenia a los dioses. En venganza, su esposa, Clitemnestra, ayudada por su amante, Egisto, lo asesinó a su regreso de la guerra de Troya. Orestes, el hijo fue desterrado, pero a la segunda hija, Electra, se le permitió permanecer y pretenden casarla con el jardinero. Electra se rebela y, con la ayuda de su dócil hermano Orestes, que ha vuelto del destierro, emprende la búsqueda del asesino de su padre, mientras manifiesta un odio implacable hacia su madre. Finalmente, tanto Electra como Orestes terminan destruidos por la maldición que persigue a la casa de Atreo."
El montaje de Giraudaux, estrenado en 1937 y dirigido por el gran maestro del teatro francés, Louis Jouvet, ya nos lo advertía Fermín Cabal, olía un tanto a naftalina, con todos los respetos. Fermín se encargó de dotar a su versión de la garra y sentido de urgencia (la tragedia ya los tiene) a través de un lenguaje que preservaba la calidad literaria y la hacía comprensible a los espectadores y pertinente al mundo de hoy. En este sentido se lo puso fácil a los actores que recogieron el guante con el talento y destreza creativa que les eran propios. Mientras ensayábamos en el Teatro Menacho de Badajoz (hoy, sede fantasma de Zara), Paco Espada se entregaba a las labores de producción y realización y montaje del diseño de Castanheira.
En una entrevista concedida a Rosana Torres de El País, Castanheira comentaba: "Este teatro siempre me subyugó, no sólo como monumento, sino por razones escenográficas..., éste es un espacio de culto para mí, desde hace muchos años, era un sueño y un gran desafío tratar de conseguir que la propia aportación tenga alguna fuerza y presencia...Mi aportación a los espectáculos tiene siempre la preocupación de que la palabra y los actores siempre sean lo más importante... puede que mis metáforas escénicas sean más o menos conseguidas, pero siempre serán microgeografías, microcosmos que sirvan para que la historia se desarrolle, donde los actores se sientan bien...La escenografía debe ser el entorno justo para el actor, y nunca debe ponerse la fuerza de la imagen estética o la maquinaria. contra el actor...Lo que nos pasa en la vida, en cada época, tiene que estar encima del escenario, por tanto el teatro y su plasticidad, su escenografía debe estar en continuo desarrollo..."
Bajo el titular: "Una apuesta por el teatro extremeño", Rosana Torres escribió: "El estreno de Electra, de Jean Giraudoux, en el Teatro Romano de Mérida, ha sido una clara apuesta, por parte del Festival de Teatro Clásico y de la Junta de Extremadura, por el teatro de esta comunidad. Tanto la compañía que ha puesto en escena este montaje, Aran Dramática, como el director, Eugenio Amaya, así como los actores, entre los que se encuentra Miguel Ángel Gallardo, en el papel de Egisto, María Luisa Borruel, en el de Electra, y otros once intérpretes, son todos extremeños.Todos ellos se han rodeado de un equipo escogido con sumo cuidado. El dramaturgo Fermín Cabal, como responsable de la versión; el portugués Castanheira, del espacio escénico; la rusa Helena Kriúkova, formada en la escuela teatral rumana y afincada en España hace unos años, como figurinista; Mark Ridler, uno de los nombres imprescindibles en el terreno de la iluminacion escénica; o Jos Houben, cofundador y director del exquisito grupo, británico Theatre de la Complicité, que firma como responsable del movimiento y la coreografía. Todo un equipo que consiguió entusiasmar al público de la noche de estreno con esta versión que Fermín Cabal ha impregnado de un sello personal. 'Giraudoux versionó a los clásicos, y yo a Giraudoux', dice el autor, 'en realidad es un remake, porque el autor francés escribió su texto para un teatro de boulevard, muy cercano al público, -populista y el marco del teatro Romano necesita otro tono, muy épico. Mi versión es muy libre, además no creo que haya que tratar estas obras como si fueran arqueología".
Y, sí, los actores se sentían a gusto en el espacio escénico diseñado por Castanheira, sorteaban hábilmente algunos sutiles obstáculos, se mantenían conectados entre ellos defendiendo las particularidades emocionales de sus respectivos personajes y brillaban inspirados por la creatividad del escenógrafo luso, el texto de Fermín y las magníficas aportaciones de Mark Ridler, Helena S. Kriukova, Mariano Lozano y Pepa Casado. Sin grandilocuencias ni imposturas y a viva voz, sin micrófonos.
Y añade Pablo Sánchez tras el último día de representaciones: "Electra se despide con llenos espectaculares en el Teatro Romano...a lo largo de este fin de semana ha aprobado la otra asignatura que se le demanda a cualquier otra producción: llenar las gradas...Viernes y sábado el teatro se llenó rondando los tres mil espectadores para contemplar la mayoría de edad del teatro extremeño. La puesta de largo de una nueva manera de afrontar retos de envergadura conectando a los más destacados actores de la Región con excelentes profesionales de la escena europea."
Efectivamente, nuestra primera incursión en el Festival de Teatro Clásico de Mérida (luego vendrían tres más), nos brindó grandes satisfacciones. Hubo un amago de hacer girar "Electra", pero eso habría sido desvirtuar el espíritu del proyecto: el objetivo principal había sido rendir homenaje al monumento del Teatro Romano, realzar su magnificencia y desarrollar en el ámbito horizontal de grandes dimensiones una fusión poética con la espectacular fachada. Fue un aprendizaje rodeado de los mejores: adaptador, diseñadores, compositor, técnicos, maquinistas, equipo de producción y realización de escenografía y vestuario, intérpretes...una experiencia de las que no se olvidan. Han transcurrido casi 24 años desde el estreno de nuestra "Electra" en Mérida y, escribiendo estas palabras, parece que fue ayer.
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