martes, mayo 26, 2020

El Día D, nada será como antes


Confinamiento, incertidumbre, parálisis. Se declara el Estado de Alarma de un día para otro y ahí nos quedamos en nuestras casas, amedrentados y atemorizados. Se propaga el miedo, primero el miedo al contagio y luego, el miedo a perder la fuente de ingresos en una profesión que vive al día desde la noche de los tiempos. ¿Qué hacer? Lo primero, comprar mascarillas, papel higiénico, provisiones, los dichosos guantes y desinfectantes...y a verlas venir. Avalancha de información, recuento diario de las bajas, confusión generalizada, se caldean los ánimos, el panorama es desolador. Y así pasan los días. Irrumpe el hábito de comunicarse a través de videollamadas. Y surge la idea. ¿Se puede contar una historia a través de este nuevo formato de comunicación? Se buscan referencias en la red de redes y, entre los creadores escénicos del panorama nacional e internacional, cada cual se adapta a la nueva situación a su manera. Monólogos, webinars, doblajes de escenas de películas con los diálogos trucados, obras de teatro narradas a través de la cámara del móvil, conferencias, entrevistas, coloquios, clases online, etc.

Desde la época de nuestra obra “Anomia” (el estallido de la burbuja inmobiliaria y la corrupción política), no había ahí fuera un clima tan espeso de crispación y efervescencia social provocado por una crisis sanitaria y sus derivados de toda índole. En confinamiento. Por asociación de ideas, surge una referencia: “7 días de mayo”, una película norteamericana de los años sesenta en la que se prepara un golpe de Estado en los Estados Unidos. Vaya...teniendo en cuenta la artillería mediática, las acusaciones cruzadas de los responsables políticos, los efectos de la pandemia en el estado anímico de la población, las medidas adoptadas para frenar el empobrecimiento colectivo que protegen a algunos y desprotegen a muchos, hay material dramático de sobra.



Surge el impulso de escribir una historia y buscar cómplices. No hay nada como pedir favores y encontrar almas caritativas que sacan tiempo de donde no lo tienen para incorporarse a un proyecto carente de financiación. La realidad tarda en llegar a las instituciones y el mecenazgo privado está reservado para iniciativas de mayor peso específico. Quizás, algún día...Agradecimiento eterno a Pablo Bigeriego, María Luisa Borruel, Santi Senso, Quino Díez, Maite Vallecillo y Pilar Brinquete, integrantes del reparto, y a Jorge Moraga, Koke Rodríguez, On.Graphics y Manuela Vázquez, del equipo técnico-artístico, colaboradores habituales de Aran Dramática, por su generosa entrega y dedicación.

El universo digital está aquí para quedarse. Ya nada será como antes en el panorama de las artes escénicas. Añorar lo que una vez fue y tardará en volver, si es que vuelve, puede generar un estado de frustración permanente. Claro que todos deseamos volver a pisar el escenario ante un patio de butacas a rebosar, sin distanciamiento social, pero hasta que esto llegue, ¿qué hacer? El virus de lo digital ya se nos ha inoculado. No es excluyente con el teatro de siempre. Se pueden concebir proyectos mixtos para ampliar la difusión de los mismos y explorar nuevas vías de contar historias. El tiempo dirá.

Eugenio Amaya


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