sábado, julio 03, 2021

"Tejas Verdes": el horror


Se acercaba el 30 aniversario del golpe de Estado de Pinochet en Chile y un buen día cayó en manos de Maria Luisa Borruel un artículo de prensa sobre un personaje que había pasado de la militancia activa contra la dictadura a, tras un espeluznante calvario de torturas y degradación al ser capturada por la policía política del régimen golpista, convertirse en delatora colaboracionista y asesora especializada en quebrar la voluntad de los torturados. El artículo fue el germen de "Tejas Verdes", nuestro espectáculo sobre los acontecimientos que sucedieron al derrocamiento de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. Quien escribe nació en Chile y, mucho antes de los hechos históricos que narra la obra, había emigrado a USA y cursaba estudios de Sociología en la Universidad de California en Berkeley gracias a una beca de mediofondista.


Como le comentaba en 2005 a la periodista Veronica San Juan en la revista Cierto Pez que pueden leer aquí, "...yo viví el golpe de Estado en Berkeley y por supuesto que me conmocionó, a pesar de que no participé en el fervor ni en las turbulencias del gobierno de la Unidad Popular. Mi conciencia política era más bien epidérmica y ecléctica, ligada al movimiento contra la guerra de Vietnam, pero sin una fuerte carga ideológica...Con posterioridad no sentí una gran responsabilidad directa con el tema. Era evidente que ya había suficientes artistas ocupándose de él, mejor cualificados que yo, y que muchos de ellos habían vivido los acontecimientos de primera mano. No obstante, una visita fortuita a la página memoriaviva.com me estremeció. Los testimonios allí recogidos, las cartas personales, los recuerdos, las fotos de los desaparecidos y desaparecidas mirando fijamente a la cámara despertaron en mí el impulso para desarrollar lo que luego terminó siendo la obra "Tejas Verdes", nombre de un centro de detención y torturas de la dictadura pinochetista. Pedimos autorización a los responsables de la web para utilizar su material y empezamos a forjar el proyecto.


Las aventuras creativas más enriquecedoras son las que se desarrollan sin límite de tiempo, sin la espada de Damocles de una fecha de estreno inminente. Así fue con nuestra "Tejas Verdes". Una vez tomada la decisión de "hacer algo", nos propusimos hacerlo a través de un monólogo que no nos sometiera a las servidumbres de depender de otros y plantearlo desde las leyes de la creación y no de la economía. Todo el proceso de preproducción, gestión administrativa y producción ejecutiva estuvo a cargo de Manuela Vázquez. Nos sumergimos con María Luisa en un proceso de investigación que parecía no terminar nunca. Documentales como "La batalla de Chile" de Patricio Guzmán, "La flaca Alejandra" de Carmen Castillo, "El último combate de Salvador Allende" de Patricio Henríquez quien, desde su exilio en Canadá, nos cedió generosamente imágenes de su película para utilizarlas en el espectáculo, los archivos sonoros de Interferencia Secreta que incluían audios de comunicaciones entre golpistas durante el golpe, etc. 




Además del material audiovisual, seleccionamos la bibliografía más representativa de una extensísima oferta que recogía análisis político-geoestratégicos, reseñas periodísticas, testimonios de primera mano, reflexiones literarias y también las apreciaciones del "otro bando", el de los vencedores. Recabamos impresiones de amigos y familiares chilenos con simpatías y experiencias a cada lado de la brecha político-social. Elegimos las referencias de Internet más exhaustivas (nuevamente nos viene a la mente el portal memoriaviva) y nos pusimos a estudiar, tomar notas y elegir el material que pudiera resultar más relevante para el fin que nos proponíamos, la obra de teatro. Y empezaron a aparecer personajes. No uno, varios.




Apenas filtrada la información, se procedió a prescindir de lo accesorio que nos sirvió para tener claros los conceptos políticos y la dimensión humana del enfrentamiento civil que condujo al golpe de Estado. Enviamos la documentación más pertinente a Fermín Cabal, una vez que accediera a convertirse en cómplice de lo que se suponía iba a ser una larga travesía creativa y acordando que todos los personajes que derivaran de la escritura dramática serían interpretados por María Luisa Borruel. Escribe Fermín en el texto de la obra publicado por Ñaque Editora: "La compañía Aran Dramática, de Badajoz (España), que dirigen Eugenio Amaya y María Luisa Borruel, me pidieron una obra que narrara una experiencia de un ser humano bajo tortura, y Eugenio, que nació en Chile, me sugirió que situara allí la acción de la obra. Él mismo me envió, vía email, miles de páginas con informaciones, testimonios, discusiones, etc, sobre estos hechos. Descubrí entonces un fenómeno sorprendente: la dictadura chilena ha generado una enorme masa de información a través de la Red, que constituye, a través de numerosísimos testimonios personales, una interesantísima literatura que desborda el género documental, para deslizarse hacia el testimonio, la memoria e incluso la lírica. Ante ese material, a veces de extraordinaria calidad humana y artística, y siempre conmovedor, he sentido una extraña sensación de ansiedad: ¿qué podría hacer yo para ayudar a esas voces que se esforzaban por hacerse oír...? Y este texto es la respuesta a esa pregunta".

Una vez acordados los personajes que compondrían el relato (Desaparecida, Doctora colaboracionista, Enterradora del Cementerio Gral. de Santiago, Abogada de Pinochet y Delatora), Fermín eligió a "Colorina", una desaparecida, para que sirviera de hilo conductor y, a través de su presencia y ausencia a la que los demás personajes aludían a lo largo de la obra, se fuera construyendo la historia. Mientras Fermín escribía, María Luisa Borruel y quien escribe estas líneas, empezamos a improvisar buscando los modos y maneras de cada personaje, su habla, su comportamiento físico, sus ritmos, sus sentimientos, su aura (en el caso de Colorina), sus motivaciones, justificaciones y mundo emocional e ideológico. Suspendimos los ensayos para preparar y estrenar "Agripina" en el Festival de Mérida en 2002 y luego volvimos a la carga con renovados bríos. Ensayos en el Teatro López de Ayala (gracias, Miguel Murillo) y en la Residencia Universitaria Hernán Cortés (gracias, Emilio Vázquez). 


                        Foto: Félix Méndez


                       Foto: Enrique Rodríguez


A medida que nos iba llegando el texto de Fermín, el trabajo de creación de cada personaje se iba haciendo más específico. Las exigencias emocionales, imaginativas y formales para la actriz eran inmensas. El peligro era sentimentalizar o estereotipar a los personajes, dejarse llevar por lo externo o por las afinidades ideológicas y lo políticamente correcto. Había que encontrar el "tono" justo, la dimensión humana y poética más allá de lo evidente. El texto de Fermín lo conseguía. Poco a poco, María Luisa, también. Decíamos en la entrevista de Cierto Pez: "Siempre hemos apostado por un teatro de impacto o reflexión social, pero sin desdeñar aspectos formales ni caer en el paternalismo ni el panfleto. Lo interesante para nosotros es la experiencia humana, las contradicciones, la zona gris de los comportamientos tanto individuales como colectivos. No queremos adoctrinar pero tampoco hacer la vista gorda a lo que ocurre a nuestro alrededor."


De igual manera había que situar a los espectadores que no estaban familiarizados con los hechos (el público joven) en el contexto histórico adecuado. Aprovechando el material audiovisual que se nos había cedido y los audios a los que habíamos tenido acceso, invitamos a jóvenes creadores de Badajoz con los que habíamos trabajado en "Los Cañones" y otros que se incorporaban al equipo por primera vez, para elaborar proyecciones con un prolijo, paciente, creativo y brillante trabajo de montaje de audio a cargo de Koke Rodríguez. En el montaje de imágenes trabajaron Chema Rojas y José Alberto Martín. Nuestra recordada y querida Victoria Morejón grabó una sonata de violín de Bach que sirvió de música de fondo a un tapiz visual de los desaparecidos. El compositor e intérprete Javato nos cedió una de sus canciones (guitarra, David Carbonell y percusión, Antonio Valdés) para servir de telón de fondo sonoro a una de las proyecciones y nuestro amigo y muchas veces colaborador, el fotógrafo Félix Méndez, aprovechando que estaba en el reparto de "Amloi" (coproducción del Teatro del Silencio, Samarkanda y Karlik) de gira en Chile, nos regaló un reportaje gráfico que, a petición nuestra, había realizado en el Cementerio General de Santiago, lugar de trabajo de uno de los personajes de la obra, la Enterradora (María Luisa y yo pasamos días en el Cementerio Viejo de Badajoz que, a pequeña escala, evocaba las características del de Santiago). Las imágenes de Félix mostraban la estructura clasista de la sociedad chilena, incluso después de la muerte.





Las proyecciones utilizadas al principio del espectáculo y entre cada escena nos servirían también para facilitar el paso de un personaje a otro. Éste era el tiempo del que dispondría María Luisa para cambiarse los detalles de vestuario, retocarse el maquillaje a la vista del público y, lo más importante, colocar el cuerpo, el alma y la voz en el sitio preciso que requería el siguiente personaje a interpretar. Si no hubiéramos dispuesto del tiempo necesario en los ensayos, ésta habría sido una empresa imposible. Se consiguió.

    Foto: Enrique Rodríguez

Un espectáculo teatral es la suma de un esfuerzo colectivo en el que cada componente cumple una función estratégica para aquilatar el resultado final. Como es bien sabido, uno de los componentes fundamentales es la iluminación. Aquí hace su aparición Javi Mata, colaborador desde el año 2000 en casi todos los proyectos de Aran Dramática. La sensibilidad artística y meticulosidad técnica de Javi se adaptaron a la perfección a los requisitos minimalistas del espectáculo. Cada personaje era arropado en su particular deambular por el espacio escénico según las atmósferas requeridas, sin estridencias, delicada y expresivamente.

Foto: Enrique Rodríguez

"Tejas Verdes" se estrenó oficialmente en la Casa de Cultura de Miajadas el 13 de diciembre del 2002. Posteriormente, se representó en el Teatro López de Ayala de Badajoz, la Red de Teatros de Extremadura, el Teatro de la Estación en Zaragoza, la Muestra de Autores Españoles Contemporáneos de Alicante, el Séptimo Encuentro Anual de La Valldigna (Valencia) organizado por el Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo de José Monleón, el Centro de Ocio Contemporáneo (COC) de Badajoz, la Sala Triángulo de Madrid (hoy, teatro del Barrio) y un mes de representaciones en el Teatro La Grada de Madrid. 




On the road: Eugenio Amaya, Koke Rodríguez, María Luisa Borruel y Javi Mata


Una de las preocupaciones de María Luisa era resultar creíble en cuanto al acento chileno. Yo no le servía de mucho puesto que, tras larga ausencia de mi país de nacimiento, mi acento era una especie de híbrido apátrida. María Luisa estudió los documentales y los audios como una posesa y, por lo visto, consiguió lo que se proponía. El eminente crítico de El País, Eduardo Haro Tecglen, en la última crítica que publicó antes de su fallecimiento, escribió: "(El monólogo de Fermín Cabal) está escrito con la vehemencia contenida de este autor y dicho por la actriz chilena María Luisa Borruel...Tiene una voz muy buena para esto, y sus actitudes son comedidas dentro de lo que la tragedia permite. Muy buena actriz." En ABC, Juan Ignacio García Garzón, opinaba: "María Luisa Borruel encarna admirablemente a todos esos personajes que convergen en uno en una interpretación intensa y sin fisuras." En el Heraldo de Aragón, Fernando Andú, decía: "Trabajo interpretativo cuyo éxito radica en asumir de forma convincente a todos y cada uno de los personajes que aparecen de manera que resulten, además de creíbles, sinceros. María Luisa Borruel conmueve y emociona..." Enrique Centeno, uno de los críticos más prestigiosos de su generación (DEP) recogía el efecto del espectáculo en los espectadores. "Al sentimiento del autor y de la actriz, se une la cuidada dirección de Eugenio Amaya. El público no solamente aplaudió insistentemente, sino que salió del espectáculo casi en silencio." Efectivamente, los espectadores manifestaron su parecer en la plataforma Atrápalo.


Elementos a añadir relacionados con esta aventura, fueron la presentación del libro de "Tejas Verdes" editado por Ñaque Editora, ex-librería La Avispa. Tuvo lugar en el sótano bajo el escenario del Teatro López de Ayala con presencia del autor. La presentación corrió a cargo de Miguel Murillo, director del teatro y colega de Fermín Cabal en su faceta de autor dramático. También invitamos al artista pacense y licenciado en Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, Juan Ramón Fernández, a realizar una instalación en el emplazamiento donde se presentó el texto. Esta instalación era la expresión artística de las sensaciones que el texto de “Tejas Verdes” produjo tras su lectura al artista pacense. Robert Shaw, adaptador de "Tejas Verdes" al inglés, leyó el texto escrito por la directora francesa Arianne Mnouchkine para el Día Mundial del Teatro. María Luisa, por su parte, leyó un fragmento del texto de Fermín.


El otro elemento, aún más espectacular fue el estreno de la obra en Londres, dirigido por Thea Sharrock y protagonizado por varias actrices que asumirían los distintos papeles de la obra y que recibió excelentes críticas. El texto de "Tejas Verdes" se ha representado por medio mundo en múltiples idiomas. A su vez, Fermín reescribió la obra y dirigió con éxito una nueva versión, estrenada en la Sala Nueve Norte de Madrid.


"Tejas Verdes" surgió del asombro espeluznado ante el terror provocado por una dictadura con apoyo social. En la obra hablan las víctimas y los ejecutores y sus cómplices. Se oyen los argumentos de unos y los padecimientos de otros. Interpretados por la misma actriz que se multiplica y extrae de su bagaje emotivo y expresivo las herramientas emocionales que conmueven al espectador y lo dejan sintiendo y reflexionando en silencio tras la representación. Si quieren ver la obra completa, grabada en el Teatro La Grada de Madrid por Enrique Rodríguez, pinchen aquí.

Eugenio Amaya

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